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El yo y la Conciencia es crear la capacidad intuitiva de conocer el bien que debemos hacer y el mal que debemos evitar para la conservación del yo; asimismo, los pensamientos fortalecen la razón para ser libre de toda traba y coacción.

Es lograr someter nuestros pensamientos de
percepción abstractas para así consultar por medio de la conciencia ya que fue dada al hombre para hacerle responsable de sus hechos, antes el juzgado de su propia dignidad, es el centinela incorruptible, por su misma esencia, de la justicia eterna.

La conciencia pone en evidencia cómo la educación profana es capaz de llegar a falsear los instintos sociales que se llaman Honor, Virtud y Justicia. Para que nazca un sofisma social.


El Yo interior al ejercitarlo constantemente por medio de la razón, la conciencia y el conocimiento ayudan a fortalecernos. Al poner en práctica lo antes mencionado, el yo con la conciencia, podemos lograr poner ejecutar lo que nos quieren enseñar:

  • A ser bueno porque la bondad enlaza los corazones.
  • A ser indulgentes; porque vivimos con seres tan débiles como nosotros.
  • A ser dulce; porque la dulzura atrae el afecto.
  • A ser modesto, para no excitar el orgullo de los demás.
  • A perdonar injuria; porque la venganza eterniza el odio.
  • A hacer el bien al que nos ultraja, para elevarnos a un nivel más alto que el suyo.
  • A convencerlo del error que le ciega y convertirlo en amigo.
  • A ser justo fundamento de la sociedad y respetarnos a nosotros mismos.

Para concluir El Yo puede ser rico en inteligencia pero tiene que ser regulada por la razón para llegar a cultivar la conciencia, ya que la inteligencia trata de satisfacer su sed a los arranques del deseo y la conciencia apaciguar dichos deseos.